La Calzada resulta ser
una de las más antiguas de la Gran Sultana, la que primero se llamó calle del
Gran Lago, luego calle de Nuestra Señora de Guadalupe, y, finalmente, el nombre
con el que hoy la conocemos: La Calzada.
Con toda su
importancia, por comunicar a la ciudad con el Lago Cocibolca, la calle, en sus
inicios, no contaba con casas de primera categoría. Durante los torrenciales
inviernos, drenaban todas las aguas que se precipitaban desde la partes altas,
lo que obligó a los granadinos que se fueron afincando en los lados de la calle
a construir con aceras altas.
En 1873, el licenciado
Francisco Barberena trabajó para la plantación de las alamedas de mangos que
hoy conocemos. Los mangos de la parte norte se secaron.
En esa misma época se colocaron los faroles de kerosén en las esquinas, con un sistema de pilares que un tal Mr. Gross trajo de los Estados Unidos. En octubre de 1883 llegó a Granada el Victoria, muy identificado con la historia política de este país.
En esa misma época se colocaron los faroles de kerosén en las esquinas, con un sistema de pilares que un tal Mr. Gross trajo de los Estados Unidos. En octubre de 1883 llegó a Granada el Victoria, muy identificado con la historia política de este país.
En 1906, cuando era
prefecto de Granada don Hilario Selva, luego de un viaje por Europa, ideó un
bulevar en el centro de la calle, que salía del Parque Colón hasta llegar al
lago. Trajo de Posintepe las piedras para las baldosas alargadas y se dio paso
a La Calzada del Gran Lago. Este paseo, disfrutado por los granadinos, era
sombreado por los almendros.
luego de desaparecido
el tranvía a vapor, se construyó La Calzada, que era un bulevar ancho que
utilizaban los ciudadanos para realizar paseos a pie hacia el lago. Eran muchas
las personas que aún logró ver JJQ haciendo el recorrido. El nombre de La
Calzada quedó grabado para siempre, sustituyendo lo que fue calle del Gran Lago
y calle de Nuestra Señora de Guadalupe.